de tomates, tinta y cosas disecadas

The tomatoes are there, soaking en el fregadero.
Me frustra no poder aprender a decir esa palabra bien.
Me da pique que no puedo hacerlo completamente bien. Me encantaría que me gustara ese pequeño defecto. Es como si yo tuviera una lupa en cada ojo, magnificando cada cosa, macro, supongo que de la misma manera todo lo veo mejor de lo que es. Tal vez no es tan malo, asi. Tan malo. Solo que a veces distorsiono un poquito la realidad. ¿Cuál realidad, por cierto?. Últimamente la vida no ha sido un multiple choice test. Ha sido más un dibujo libre, y me encantan mis garabatos, mi miedo a los marcadores permanentes, mi amor por el grafito por el cuté en el sketchbook que no ensucie, la tinta que se me quedo en los dedos cuando se me desangro mi felpa negra favorita, con que bautizé mi libretica de la tapa con escarcha azul, los pedazos de cosas que se quedaron sueltas y que se me perdieron ya. Porque entrarlo en el libro de turno solo significa encontrarlo años después disecado y sin fecha. Hoy encontré una florecita sorprendentemente roja. Un poco anónimo, siempre, un poquito tosco a veces el recuerdo. Que tanto lo he deformado, yo. Tal vez lo suficiente como para que ya no se parezca a lo que una vez era. Hoy me puse pintalabio rojo otra vez. Y compré fresas, y tomates.